NEPAL: Siddharta (Hermann Hesse)

Uno de los viajes que mejor recuerdo es el que hice en 2007 a Nepal y Tibet. Por eso he decidido empezar el blog con Nepal, un país maravilloso y con muchísimos contrastes.

Como libro he escogido Siddharta de Hermann Hesse. Realmente esta novela está ambientada en la India antigua, pero la historia podría haberse desarrollado perfectamente en Nepal, que además es el país en el que nació Buda.

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TITULO: Siddharta

AUTOR: Hermann Hesse

EDITORIAL: Edhasa

 

He leído esta novela tres veces, la tercera de ellas cuando volví de Nepal y creo que voy a leerla una vez más.

Siddharta es el hijo de un brahman, que abandona todo y se embarca en una búsqueda de la pureza espiritual y la perfección. Para ello, atraviesa varias etapas espirituales hasta que finalmente consigue la sabiduría, la paz interior y la santidad.

La novela está redactada en tercera persona y nos muestra los sentimientos del protagonista a través de las diversas experiencias que forman su vida, hasta el momento en el que conoce a su maestro final, que lo llevará a la perfección tan anhelada. Está inspirada en alguna medida en la vida y experiencias de Buda (Buda era el príncipe Siddhartha Gautama), pero el personaje principal de Siddhartha en el libro no es la misma persona que el Buda, ya que en esta historia se transforma en «Gotama».

Henry Miller dijo de esta novela: «Uno de los libros más sencillos, bellos y profundos que haya leído jamás. Siddhartha es para mí una medicina más efectiva que el Nuevo Testamento».

Su autor, Hermann Hesse fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1946.

De Hesse he leído también: Demian, Bajo las ruedas, El juego de los abalorios, Gertridus y Rosshalde. Tengo pendiente El lobo estepario.

NEPAL

Nepal es el paraíso para los amantes de los deportes de aventura (escalada, trekking, rafting), pero también es un país exótico y colorido.

En Nepal conviven el hinduismo con el budismo sin problemas de enfrentamientos religiosos. Los extranjeros podemos entrar con toda libertad en los templos y ver sus costumbres religiosas. La espiritualidad está latente incluso por las calles. Hay templos y altares por todos los sitios y no es raro encontrarse una procesión o personas realizando ofrendas. A pesar de la pobreza y la suciedad de las calles, la gente es alegre y rebosa vitalidad.

Sus habitantes son de corta estatura, tranquilos y muy amables. Es muy común ver a los hombres jugando con sus hijos y demostrándoles su cariño en público. Una costumbre curiosa y que nos sorprende a los occidentales es ver a los hombres, incluso policías de uniforme, paseando de la mano.

Kathmandú, Bhaktapur y Patan tienen unos centros históricos magníficos. La Plaza Durbar de Kathmandú tiene más de cuarenta templos y la gente se instala al pie de los mismos para vender sus mercancías. El bullicio y el ruido es incesante, pero sin sensación de peligro. El conjunto resulta mágico y espectacular. Por la noche es normal ver las calles a oscuras por la falta de suministro eléctrico y la gente tiene que encender velas para mantener sus comercios abiertos. En ellos se puede comprar de todo: pashminas (las auténticas son las que se venden en Nepal), pulseras, saris, exóticas especias, ropa de montaña, …

Es impresionante ver la cremación de cadáveres en Pasupatinath. Es un templo enorme con varias plataformas para instalar las piras funerarias junto al río. Es normal ver dos o tres piras ardiendo a la vez. Sin embargo,  la muerte es algo más natural que en occidente. Las cenizas se esparcen por el río y se puede ver a gente removiendo la arena por si aparece alguna joya de los incinerados. También se pueden ver sadhus (santones o ascetas) que te llaman para que te fotografíes con ellos a cambio de una limosna.

Una excursión que hicimos es el sobrevuelo del Himalaya en avión de hélice. Se sale a primera hora de la mañana, antes de desayunar y el vuelo sólo dura una hora. Los picos de más de 8.000 metros asoman entre las nubes y al fondo de todos se ve el Everest.

Una visita imprescindible es el Royal National Park of Chitwan, un parque natural al sur de Nepal, en la zona del Terai, que tiene gran cantidad de rinocerontes y tigres de bengala. Sólo el acceso al parque es una aventura. Te llevan en un camión militar desvencijado con el que se atraviesa un río hasta que el caudal crecido por el monzón no te deja avanzar más. Entonces te montan en una pequeña canoa de madera en la que meten tu maleta y la barquita se hunde de tal manera que el agua está casi a nivel de tu cuello y parece que en cualquier momento la barca va a volcar, porque la corriente es muy fuerte.

Todo ese acceso complicado vale la pena, porque el parque es maravilloso. Era la época del monzón, lo cual tenía sus ventajas (éramos tres visitantes y había 65 personas para atendernos), pero  al ser época de lluvias no vimos rinocerontes ni tigres, aunque los paseos a lomos de elefante, sobre una pequeña plataforma de madera, son una experiencia irrepetible. Nuestra elefanta se llamaba Shampakali y se metía en medio de la selva, abriéndose paso entre la maleza. Nunca olvidaré las horas que pasé a lomos de elefante en medio del silencio (y ruidos) de la selva. Sobre la plataforma íbamos tres amigos y nos acompañaba un naturalista que iba indicándonos los animales y las plantas del parque e incluso nos regalaba alguna flor. También tuve la oportunidad de montarme directamente en la elefanta y guiarla durante casi media hora. Las indicaciones consisten en leves toques con los pies detrás de sus orejas mientras tratas de no caerte agarrada a una cuerda.

Otra visita interesante es Pokhara, a unos 200 km de Kathmandú, que es una zona de lagos y montañas que en algunos puntos se parece a Suiza. Lo más bonito es dar un paseo en barco por el lago principal con la vista del Annapurna al fondo. También subimos en jeep a unas montañas y tuvimos la ocasión de conocer una vivienda local, porque el guía que habíamos contratado nos invitó a tomar el té en su casa para presentarnos a su familia. Nos enseñó muy orgulloso toda la casa, incluido el desván lleno de sacos de arroz basmati plagados de moscas.

Las carreteras de Nepal son una experiencia por sí solas. Hay todavía más bullicio y actividad que en las calles de Kathmandú. Continuamente se atraviesan vacas, cabras, niños de uniforme que salen o van al colegio y mujeres con sari cargadas hasta los topes. La sensación de peligro es constante, porque la forma de conducir es completamente temeraria. Cuando alguien quiere adelantar, toca el claxon y empieza la maniobra sin tener en cuenta si viene o no un camión de frente (que es lo más habitual). Los camiones son como los de India y Pakistán, personalizados y adornados con dibujos de colores. Los autobuses tienen una barandilla en su techo y van atestados de gente y de animales. Cuando toman una curva parece que van a perder parte de los pasajeros. De todos modos, van más frescos que los que viajan en el interior, que están hacinados.

En conjunto, Nepal es un país maravilloso y acogedor, del que guardo recuerdos inolvidables y al que me gustaría tener la oportunidad de volver.

Os incluyo una presentación con algunas de las fotos que saqué durante mi viaje, aunque es difícil reflejar en fotos la belleza y el atractivo de este país y de sus habitantes.

También adjunto un video de YouTube que me ha gustado mucho, porque refleja experiencias similares a las que yo viví. Espero que os guste.

3 comentarios en “NEPAL: Siddharta (Hermann Hesse)

  1. Para terminar mi comentario anterior (le he dado a enviar sin darme cuenta, antes de terminarlo, disculpa), diré que también me ha encantado el libro que has elegido para ilustrar Nepal. Ha sido otro reencuentro, ya que lo leí hace bastantes años, en plena adolescencia, con lo que podéis imaginar lo que significó para mi. Fue un auténtico «meneo» emocional, que seguramente dejó en mi un deseo (cumplido años después) de conocer las tierras por las que se desenvolvió la vida de Siddharta…
    Por eso me parece tan buena la idea de este blog…¿cuántas lecturas de libros nos habrán dejado dentro la semilla de un futuro viaje?

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  2. Muchas gracias por tu comentario. Esta entrada se la dedico a mis dos maravillosos compañeros de viaje. Creo que fue un viaje especial por el buen ambiente que había entre nosotros y las risas en los momentos duros.

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  3. Gracias Pilar, por empezar tu blog con este viaje. Yo también guardo un recuerdo maravilloso de él. Unido a que veníamos de Tibet, se convirtió en un viaje espectacular. Espero que algún día cuentes también algo del viaje al Tibet…y de la aventura que fue el recorrido por carretera Lhasa-Kathmandú…
    Mucha suerte con tu blog. Me ha encantado¡¡¡

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