ESPECIAL TERREMOTO DE NEPAL

Cuando hace un año elegí Nepal para el primer asiento de mi blog, nunca pensé que un terrible y devastador terremoto me obligaría a los pocos meses a hacer un asiento especial dedicado a este maravilloso país.

El terremoto del pasado 25 de abril ha dejado ya alrededor de 7.000 muertos y 14.000 heridos, cifras que continúan aumentando. Los desaparecidos se cuentan por miles y hay centenares de personas todavía enterradas bajo montañas de escombros. Miles de personas han perdido sus hogares y no disponen de alimentos, ni de agua potable. Más de tres millones de niños necesitan ayuda.

En este asiento sólo quiero describir algunos aspectos del país, para dar una idea de cómo era Nepal antes de la terrible catástrofe y de lo que se ha perdido tras el terremoto, con el intento de concienciar a todo el que lo lea para que haga alguna aportación destinada a ayuda humanitaria. Cualquier ayuda, por pequeña que te parezca, es importante y puede ayudar a salvar vidas o aliviar situaciones de máxima urgencia.

La pérdida de patrimonio histórico es inmensa. Sólo en el Valle de Katmandú había siete conjuntos monumentales declarados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que han quedado prácticamente destruidos.

La Plaza Durbar de Katmandú tenía más de sesenta grandes edificios históricos, principalmente de los siglos XVII y XVIII. De muchos de ellos no queda prácticamente nada en pie y otros han sufrido graves daños.

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Lo mismo ha sucedido en la Plaza Durbar de Patan, ejemplo de la arquitectura urbana de la dinastía Malla, que contaba con 19 edificios históricos.

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Y con la Plaza Durbar de Bhaktapur, con 12 monumentos construidos entre los siglos XII a XVIII.

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 Incluso los edificios que rodean la emblemática Estupa de Swayambunath ha quedado dañados.

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Pero toda esta pérdida no es nada si se compara con las cifras de muertos, heridos, desaparecidos y desplazados. Nepal es uno de los países más pobres del mundo, por lo que la catástrofe se ceba más con personas cuya existencia ya de por sí era precaria. En este asiento quiero reflejar cómo era la vida cotidiana antes del terremoto. También es un homenaje a las excelentes personas que conocí durante mis días de estancia allí, como Mali, nuestro guía en el Valle de Katmandú, Shiva, el conductor que nos llevo hasta Chitwan y Pokhara, los naturalistas y conductores de elefantes de Chitwan, el simpático guía que nos invitó a tomar el té en su casa en Pokhara y los amabilísimos empleados del hotel Soaltee. Espero que  todos ellos y sus familias estén bien.

La vida en Nepal se hace prácticamente en la calle. Mucha gente carece de agua corriente, por lo que es normal ver cómo se lavan en fuentes públicas.

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Los hombres se cortan el pelo o se afeitan en plena calle

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Las mujeres aprovechan para dar masajes a sus bebés mientras atienden sus puestos.

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Por todas partes, incluso en los templos, hay pequeños puestos callejeros donde se vende de todo.

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La gente es muy amable y tranquila. Recuerdo este simpático y sonriente viejecito en Patan, que estaba encantado de posar para nosotros.

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Es habitual ver grupos de hombres o de mujeres, sentados tranquilamente, charlando y observando a la gente pasar.

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Las calles generalmente están atestadas, hay grandes atascos en el centro y cuando llega la noche reina la oscuridad, porque suele fallar el suministro eléctrico y las tiendas siguen abiertas, pero iluminadas con velas.

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Los autobuses van llenos a rebosar, incluso en el techo, donde van personas y animales. Los taxis están decrépitos y muchos de los conductores son auténticos suicidas.

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El hinduismo es la religión mayoritaria y por todas partes se ven templos, personas haciendo ofrendas a los dioses y santones o «sadhus».

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El hinduismo convive pacíficamente con el budismo. En el país hay además gran número de refugiados tibetanos, que practican el budismo tibetano.

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Por motivos religiosos, en Nepal se incinera a los cadáveres. En el sagrado templo de Pasupatinath no dan abasto con las cremaciones y en algunos lugares se están haciendo incineraciones en masa, completamente desbordados de trabajo.

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Pero una vez que se incinere a los muertos y se cure a los heridos, el principal problema van a ser los aproximadamente tres millones de niños que van a quedar totalmente desvalidos y abandonados. La vida de los niños allí, como ocurre en otros países muy pobres, es dura. Algunos tienen que caminar kilómetros para ir al colegio y viven en condiciones de extrema pobreza. Sin embargo, la mayoría de los que vi en Nepal eran alegres, juguetones y desbordaban vitalidad. Además, se los veía protegidos por sus madres e incluso me sorprendió en bastantes ocasiones las muestras de cariño en público de los hombres hacia sus hijos. Ahora muchos de esos niños han perdido a sus familias y su situación es de grave peligro. Por eso vuelvo a insistir en que cualquier ayuda es poca para paliar esta terrible tragedia. Los niños nepalís te lo agradecerán.

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ENLACES PARA AYUDA HUMANITARIA

 

ACNUR

AYUDA EN ACCIÓN

CARITAS

CRUZ ROJA

INTERMÓN-OXFAM

SAVE THE CHILDREN

UNICEF

 

NEPAL: Siddharta (Hermann Hesse)

Uno de los viajes que mejor recuerdo es el que hice en 2007 a Nepal y Tibet. Por eso he decidido empezar el blog con Nepal, un país maravilloso y con muchísimos contrastes.

Como libro he escogido Siddharta de Hermann Hesse. Realmente esta novela está ambientada en la India antigua, pero la historia podría haberse desarrollado perfectamente en Nepal, que además es el país en el que nació Buda.

  9788435009027

 

TITULO: Siddharta

AUTOR: Hermann Hesse

EDITORIAL: Edhasa

 

He leído esta novela tres veces, la tercera de ellas cuando volví de Nepal y creo que voy a leerla una vez más.

Siddharta es el hijo de un brahman, que abandona todo y se embarca en una búsqueda de la pureza espiritual y la perfección. Para ello, atraviesa varias etapas espirituales hasta que finalmente consigue la sabiduría, la paz interior y la santidad.

La novela está redactada en tercera persona y nos muestra los sentimientos del protagonista a través de las diversas experiencias que forman su vida, hasta el momento en el que conoce a su maestro final, que lo llevará a la perfección tan anhelada. Está inspirada en alguna medida en la vida y experiencias de Buda (Buda era el príncipe Siddhartha Gautama), pero el personaje principal de Siddhartha en el libro no es la misma persona que el Buda, ya que en esta historia se transforma en «Gotama».

Henry Miller dijo de esta novela: «Uno de los libros más sencillos, bellos y profundos que haya leído jamás. Siddhartha es para mí una medicina más efectiva que el Nuevo Testamento».

Su autor, Hermann Hesse fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1946.

De Hesse he leído también: Demian, Bajo las ruedas, El juego de los abalorios, Gertridus y Rosshalde. Tengo pendiente El lobo estepario.

NEPAL

Nepal es el paraíso para los amantes de los deportes de aventura (escalada, trekking, rafting), pero también es un país exótico y colorido.

En Nepal conviven el hinduismo con el budismo sin problemas de enfrentamientos religiosos. Los extranjeros podemos entrar con toda libertad en los templos y ver sus costumbres religiosas. La espiritualidad está latente incluso por las calles. Hay templos y altares por todos los sitios y no es raro encontrarse una procesión o personas realizando ofrendas. A pesar de la pobreza y la suciedad de las calles, la gente es alegre y rebosa vitalidad.

Sus habitantes son de corta estatura, tranquilos y muy amables. Es muy común ver a los hombres jugando con sus hijos y demostrándoles su cariño en público. Una costumbre curiosa y que nos sorprende a los occidentales es ver a los hombres, incluso policías de uniforme, paseando de la mano.

Kathmandú, Bhaktapur y Patan tienen unos centros históricos magníficos. La Plaza Durbar de Kathmandú tiene más de cuarenta templos y la gente se instala al pie de los mismos para vender sus mercancías. El bullicio y el ruido es incesante, pero sin sensación de peligro. El conjunto resulta mágico y espectacular. Por la noche es normal ver las calles a oscuras por la falta de suministro eléctrico y la gente tiene que encender velas para mantener sus comercios abiertos. En ellos se puede comprar de todo: pashminas (las auténticas son las que se venden en Nepal), pulseras, saris, exóticas especias, ropa de montaña, …

Es impresionante ver la cremación de cadáveres en Pasupatinath. Es un templo enorme con varias plataformas para instalar las piras funerarias junto al río. Es normal ver dos o tres piras ardiendo a la vez. Sin embargo,  la muerte es algo más natural que en occidente. Las cenizas se esparcen por el río y se puede ver a gente removiendo la arena por si aparece alguna joya de los incinerados. También se pueden ver sadhus (santones o ascetas) que te llaman para que te fotografíes con ellos a cambio de una limosna.

Una excursión que hicimos es el sobrevuelo del Himalaya en avión de hélice. Se sale a primera hora de la mañana, antes de desayunar y el vuelo sólo dura una hora. Los picos de más de 8.000 metros asoman entre las nubes y al fondo de todos se ve el Everest.

Una visita imprescindible es el Royal National Park of Chitwan, un parque natural al sur de Nepal, en la zona del Terai, que tiene gran cantidad de rinocerontes y tigres de bengala. Sólo el acceso al parque es una aventura. Te llevan en un camión militar desvencijado con el que se atraviesa un río hasta que el caudal crecido por el monzón no te deja avanzar más. Entonces te montan en una pequeña canoa de madera en la que meten tu maleta y la barquita se hunde de tal manera que el agua está casi a nivel de tu cuello y parece que en cualquier momento la barca va a volcar, porque la corriente es muy fuerte.

Todo ese acceso complicado vale la pena, porque el parque es maravilloso. Era la época del monzón, lo cual tenía sus ventajas (éramos tres visitantes y había 65 personas para atendernos), pero  al ser época de lluvias no vimos rinocerontes ni tigres, aunque los paseos a lomos de elefante, sobre una pequeña plataforma de madera, son una experiencia irrepetible. Nuestra elefanta se llamaba Shampakali y se metía en medio de la selva, abriéndose paso entre la maleza. Nunca olvidaré las horas que pasé a lomos de elefante en medio del silencio (y ruidos) de la selva. Sobre la plataforma íbamos tres amigos y nos acompañaba un naturalista que iba indicándonos los animales y las plantas del parque e incluso nos regalaba alguna flor. También tuve la oportunidad de montarme directamente en la elefanta y guiarla durante casi media hora. Las indicaciones consisten en leves toques con los pies detrás de sus orejas mientras tratas de no caerte agarrada a una cuerda.

Otra visita interesante es Pokhara, a unos 200 km de Kathmandú, que es una zona de lagos y montañas que en algunos puntos se parece a Suiza. Lo más bonito es dar un paseo en barco por el lago principal con la vista del Annapurna al fondo. También subimos en jeep a unas montañas y tuvimos la ocasión de conocer una vivienda local, porque el guía que habíamos contratado nos invitó a tomar el té en su casa para presentarnos a su familia. Nos enseñó muy orgulloso toda la casa, incluido el desván lleno de sacos de arroz basmati plagados de moscas.

Las carreteras de Nepal son una experiencia por sí solas. Hay todavía más bullicio y actividad que en las calles de Kathmandú. Continuamente se atraviesan vacas, cabras, niños de uniforme que salen o van al colegio y mujeres con sari cargadas hasta los topes. La sensación de peligro es constante, porque la forma de conducir es completamente temeraria. Cuando alguien quiere adelantar, toca el claxon y empieza la maniobra sin tener en cuenta si viene o no un camión de frente (que es lo más habitual). Los camiones son como los de India y Pakistán, personalizados y adornados con dibujos de colores. Los autobuses tienen una barandilla en su techo y van atestados de gente y de animales. Cuando toman una curva parece que van a perder parte de los pasajeros. De todos modos, van más frescos que los que viajan en el interior, que están hacinados.

En conjunto, Nepal es un país maravilloso y acogedor, del que guardo recuerdos inolvidables y al que me gustaría tener la oportunidad de volver.

Os incluyo una presentación con algunas de las fotos que saqué durante mi viaje, aunque es difícil reflejar en fotos la belleza y el atractivo de este país y de sus habitantes.

También adjunto un video de YouTube que me ha gustado mucho, porque refleja experiencias similares a las que yo viví. Espero que os guste.